jueves, 16 de mayo de 2024

tomo 4, HISTORIA DE LA GUERRA CIVIL EN LA URSS.


En la primavera de 1919 la República Soviética entró en un nuevo período de lucha contra la intervención militar extranjera y la contrarrevolución interna. De marzo de 1919 a febrero de 1920 todas las fuerzas del país soviético se volcaron en la derrota de las dos campañas unidas de la Entente, que se sucedieron una tras otra.  

Es bien sabido que ya antes los imperialistas de la Entente habían llevado a cabo una política de intervención militar abierta contra el país soviético. A partir de la primavera de 1918 intentaron repetidamente derrocar al poder soviético con las bayonetas de sus propias tropas y de las formaciones de guardias blancas subordinadas y también mediante complots y revueltas contrarrevolucionarias.

En marzo-abril de 1918, las fuerzas armadas de las potencias de la Entente desembarcaron en el norte de Rusia y en Extremo Oriente. En mayo estalló una insurrección de los cuerpos checoslovacos, preparada por el imperialismo americano-anglo-francés, que engulló gran parte del territorio soviético y dio lugar a la consolidación de las fuerzas contrarrevolucionarias en la región del Volga, los Urales y Siberia. En noviembre-diciembre, las tropas y la marina de la Entente se apoderaron de varios puntos importantes de la costa del Mar Negro de Ucrania y el Cáucaso y, junto con los guardias blancos rusos y los nacionalistas burgueses ucranianos y transcaucásicos, se movilizaron para atacar al país soviético desde el sur. Cada una de estas ofensivas suponía un gran peligro para el país soviético. 

Pero las campañas antisoviéticas lanzadas por los imperialistas de EE.UU., Gran Bretaña y Francia en 1918 eran muy diferentes de las campañas de la Entente que tuvieron lugar en 1919-1920. Si antes de la derrota de Alemania en la I Guerra Mundial la intervención en Rusia corrió a cargo de las dos facciones enfrentadas, la Entente y el bloque austro-alemán, desde finales de 1918 la Entente es la única dirigente, organizadora e inspiradora de las campañas contra la Rusia soviética. Los imperialistas de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia someten completamente a la Guardia Blanca y a las formaciones nacionalistas burguesas, que habían mantenido una orientación proalemana hasta la derrota de Alemania. La Entente se hace dueña de la situación en los pequeños Estados burgueses fronterizos con la Rusia soviética: en Finlandia, Estonia, Lituania, Letonia, Polonia y Rumania. Así, sin excepción, todos los frentes que rodeaban al país soviético se convirtieron esencialmente en frentes de la Entente. En las condiciones de la Primera Guerra Mundial, los recursos de Inglaterra, Francia y Estados Unidos fueron absorbidos principalmente por la lucha con el bloque austro-alemán. Al final de la Guerra Mundial, la Entente pudo dedicar sus recursos militares a la lucha contra la Rusia soviética. Esto suponía un gran peligro para el país soviético. 

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