Hoy la libertad sexual de la mayoría es en realidad una convención, una obligación, un deber social, un ansia social, una característica irrenunciable del tipo de vida del consumidor, En suma, la falsa liberalización del bienestar, ha creado una situación igual y quizás más insana que aquella de los tiempos de la pobreza. En efecto. Primero: resultado de una libertad sexual «regalada» por el poder existe una verdadera y exacta neurosis general. La facilidad ha creado la obsesión; porque es una facilidad «inducida» e impuesta, que se deriva del hecho de que la tolerancia del poder concierne únicamente a la exigencia sexual expresada por el conformismo de la mayoría. Protege únicamente la pareja (no sólo naturalmente, la matrimonial): y la pareja ha terminado por lo tanto en convertirse en una condición paroxística, en vez de convertirse en signo de libertad y felicidad (como era en las esperanzas democráticas). Segundo: todo aquello que es «diferente» sexualmente es en cambio ignorado y rechazado con una violencia equivalente sólo a los racistas de los campos de concentración (nadie recuerda ya, naturalmente, que los sexualmente diferentes han terminado allí adentro). Es verdad; de palabra, el nuevo poder extiende su falsa tolerancia hasta las minorías. No es necesario excluir que tarde o temprano, en la televisión se hable de ello públicamente. Por otra parte las élites son mucho más tolerantes hacia las minorías sexuales que en otro tiempo, y por cierto de manera sincera (y también porque ello gratifica sus conciencias). En compensación la enorme mayoría (la masa: cincuenta millones de italianos) se ha convertido a una intolerancia tan primaria, violenta e infame, como nunca ha sucedido en la historia italiana. Se ha producido en estos años, antropológicamente, un enorme fenómeno de abjuración: el pueblo italiano, junto con la pobreza, no quiere sin embargo siquiera recordar su «real» tolerancia: es decir, no quiere más recordar los dos fenómenos que han caracterizado mejor toda su historia. Aquella historia que el nuevo poder quiere terminada para siempre. Y es esta misma masa (pronta al chantaje, al maltrato, al linchamiento de las minorías) que, por decisión del poder, está ahora pasando sobre la vieja convención clerical-fascista y está dispuesta a aceptar la legalización del aborto y por lo tanto la abolición de todo obstáculo en la relación de la pareja consagrada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario